La invasión de algas asiáticas a vista de pájaro

10.11.2022

No hace falta salir de este planeta para hablar de invasiones de especies alienígenas. Sin movernos de la Tierra, pero sí entre océanos, multitud de especies han sido transportadas e introducidas por error en otras aguas. Incrustadas en cascos de barcos o transportadas en las aguas de lastre de grandes buques mercantes, viajan cual polizón hasta ser liberadas en el puerto de destino. ¿Y después qué? Si estas especies exóticas tienen éxito en su nueva residencia subacuática y proliferan, obligarán al sistema a encontrar un nuevo equilibrio ecológico, generando impactos sobre sus nuevas vecinas y convirtiéndose en potenciales amenazas. Suena peligroso, ¿verdad? Abrir brechas en ecosistemas complejos, efectivamente, lo es. 


Un claro caso de invasión marina es la producida por el alga japonesa. Científicamente conocida como Rugulopteryx okamurae, esta alga parda ha encontrado su nueva residencia habitual en las costas del Estrecho de Gibraltar. Curiosamente, esta alga ya fue detectada en 2002 en el lago Thau francés fruto del tráfico del cultivo de ostras, aunque el alga no proliferó. Como muchas otras invasiones oceánicas, se sospecha que viajó hasta el Estrecho de Gibraltar en aguas de lastre de un buque, aunque su origen real aún no ha sido verificado. Detectada por primera vez en Ceuta (2015), su paso al litoral gaditano se notificó solo un año después, y en tan solo tres años más tarde, ya había colonizado todo el litoral andaluz. No solo con eso, volvió a viajar grandes distancias, siendo detectada este mismo año en las islas Canarias y Azores.

Ilustración científica del alga Rugulopteryx okamurae con su distribución original y las zonas en las que ha sido detectada como invasora. Mar Roca, ICMAN-CSIC

Pero, ¿ha llegado para quedarse? ¿Hasta dónde puede seguir viajando? ¿Es su presencia una amenaza? Desde su llegada al Estrecho de Gibraltar, el alga no ha cesado en sus intentos por expandirse en ambas direcciones del litoral. Estudios recientes sobre su distribución potencial señalan claramente al Mar Mediterráneo por sus características favorables, temiéndose su impacto sobre las praderas marinas de Posidonia oceanica. Desde su detección, ha generado tres tipos principales de impactos. 1) Ecológico: estas algas generan un tapiz tupido de cubierta vegetal sobre los fondos rocosos, generando un paisaje subacuático homogéneo y desplazando a las especies autóctonas. ¡Incluso se ha observado como peces que habitualmente comían algas han cambiado su dieta!; 2) Económico: la gran cantidad de biomasa que genera se traduce en llegadas masivas de algas a las playas, afectando al turismo y a la pesca, rompiendo redes y artes menores; y 3) Alarma social: incomodidad para los bañistas e incertidumbre para los pescadores, quienes han bautizado al alga como "roña".

Políticas de prevención

¿Sería posible saber dónde está, cómo se distribuye y cómo se comporta? El seguimiento científico hasta ahora registrado de la distribución de R. okamurae se basa en inmersiones de buceo, lo que proporciona información muy precisa hasta 40 metros de profundidad, pero costosa, puntual en el tiempo y cubriendo una pequeña extensión. Sin embargo, gracias a la tecnología espacial y al uso de drones, científicos del ICMAN-CSIC han desarrollado una metodología para realizar un seguimiento continuado de esta alga desde las zonas más someras hasta los arribazones de la playa, publicado en la revista Frontiers in Marine Science. La elevada variabilidad en el espacio y el tiempo del alga requiere de información con una tasa de actualización más alta para poder servir en su gestión operacional. De este modo, se consigue cartografiar la distribución del alga cada 5 días con imágenes de Sentinel-2, gracias a la validación de la información que nos proporciona con imágenes del dron.

Actualmente, desde el ICMAN-CSIC se está trabajando en mejorar este método, estudiando su escalabilidad a todo el litoral de Andalucía para transferir la herramienta al ámbito de la gestión costera. Desde el punto de vista operacional, si la cartografía obtenida detectase el alga flotante arrancada por temporales antes de llegar a la costa generando una alerta temprana, podría retirarse en el mar reduciendo esfuerzos y evitando sepultar las comunidades de fauna que habitan bajo el sustrato de la propia playa, cuya acumulación sobre la arena genera cambios en su pH. ¡Cosas de ser picante!

La globalización, lejos de sus ventajas, requiere de políticas de prevención para evitar estas invasiones catastróficas. Si esta barrera fracasa, debemos pasar al siguiente eslabón: incluirla como especie exótica invasora tanto a nivel nacional como europeo, monitorizar su distribución y utilizar herramientas mejoradas para optimizar su gestión. 

Referencia: Cuadratura del círculo (CSIC)

Más prensa escrita: CSIC y Diario de Cádiz

Entrevista en televisión: Esta es mi Tierra

Entrevista en Radio: Canal Sur Radio

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